jueves, 31 de enero de 2013

El cercado de los terrenos comunales



Desde el siglo XVII hasta nuestros días, diversas maniobras políticas y legales se han emprendido en todo el mundo para cercar los terrenos comunales, alterando así de manera fundamental las relaciones económicas entre poblaciones y su entorno rural, y abriendo camino a las revoluciones industrial y urbana. En toda europa medieval coexistieron formas de propiedad colectiva de la tierra con la propiedad privada. Generación tras generación, se cultivaban las mismas fincas, se andaba por los mismos caminos y la gente se organizaba comunalmente para sustentar su existencia. La nueva práctica social de cercar los terrenos comunales apareció en primer lugar en la Inglaterra de los Tudor. La clase capitalista emergente se unió a la aristocracia en sus esfuerzos por expulsar de los terrenos comunales a millones de personas con el fin de dejar el campo libre a las ovejas. A fin de cuentas, la lana se había convertido en un producto básico en los mercados textiles en plena expansión de comienzos de la revolución industrial. Se desalojó a los campesinos de sus tierras y se les forzó a emigrar a las ciudades para que trabajaran en las fábricas, proceso que ha seguido produciéndose hasta hoy. El movimiento del cercado que a veces se ha llamado “revolución de los ricos contra los pobres”, causó incontables penalidades a los propietarios más pequeños y a los ocupantes sin tierra que sólo poseían una minúscula cabaña y una pequeña huerta.
En los siglos XVIII y XIX, el movimiento del cercado pasó a ser cada vez más global. Los pueblos indígenas fueron expulsados de sus tierras mediante subterfugios legales e ilegales desde Australasia y Oceanía hasta las americas y africa. Su resistencia estuvo acompañada frecuentemente pro asesinatos en masa. Pero las clases dominantes no se contentaban sólo con cercar las tierras. Según observa Jeremy Rifkin,
La naturaleza, que en tiempos era una fuerza independiente con reverenciada como temida, ha quedado reducida a un surtido de recursos explotables, negociables todos ellos en el mercado. La privatización y mercantilización de la tierra ha elevado a la humanidad el papel de sirviente al de soberano, y ha hecho de la naturaleza un objeto de puro intercambio comercial. Los grandes continentes, los vastos océanos, la atmósfera, el espectro electromagnético, y ahora el acervo genético, se han desacralizado y racionalizado, y su valor se mide exclusivamente en términos monetarios.
                                                                       
Los efectos de estos cambios sobre la vida humana, por no mencionar al resto de la biosfera, son profundos en incalculables. Todas nuestras ideas modernas de seguridad, tanto personal como nacional, proceden de las privatizaciones del mundo. El paso de un mundo medieval de acuerdos comunales y sagrados a un mundo industrial regido por las fuerzas seculares del mercado trajo consigo la caída del hombre público y el ascenso meteórico del individuo privado. La vida humana alienada, cercada ahora también ella, se convierte en una lucha por la autonomía individual, donde la vida se retrae tras los muros, y las cuentas bancarias personales y la riqueza privada vienen a definir la valía humana. Psicológicamente esto ha significado un “repliegue sistemático  de la participación grupal en el mundo exterior y su retirada entusiasta hasta un nuevo mundo de autorreflexión y autoconcentración”
La destrucción de los terrenos comunales fue esencial para la revolución industrial a fin de proporcionar un suministro de recursos naturales como materia prima para la industria. Pero el movimiento del cercado no debe verse sólo como un mero episodio histórico ocurrido en los inicios de la  moderna. Se trata, por el contrario, de un fenómeno global: la metáfora que aclara los conflictos y contradicciones generados por la expansión de la colonización humana del planeta. De este modo, el cercado de los terrenos comunales representa el mecanismo moderno que ha producido unas relaciones cada vez más violentas y ecocidas entre las sociedades industriales modernas y la naturaleza


Franz J. Broswimmer ( ecocidio)

No hay comentarios:

Publicar un comentario